Esta es una buena pregunta que todos deberíamos hacernos de vez en cuando, porque ni la complacencia ni la placidez son buenas compañeras de viaje en la carrera comercial. Pero, ¿cómo responderla con un mínimo de objetividad?, te preguntarás.
Mi respuesta es que te olvides, aunque sólo sea en este momento, de la objetividad. Porque lo único que te puede animar a mejorar no es lo que yo piense de tu calidad como Vendedor, ni lo que piensen los que te rodean, sino lo que pienses tú mismo.
Ya veo que estás sorprendido, pero no, ni siquiera debes preocuparte ahora por lo que piense tu jefe, cuya opinión es indudable que te afectará, pero que es intrascendente de cara a lo que en estos momentos nos ocupa.
Lo que nos debe importar, si de lo que se trata es de que deseas superarte cada día, es sobre todo tu autoestima. ¿Estás satisfecho de cómo haces tu trabajo como Vendedor? No me refiero a si estás orgulloso de ser Vendedor, pues eso lo que definiría es tu actitud hacia la venta, que es otra cosa, sino a si estás orgulloso de tu actuación como Vendedor.
Para ayudarte a responderte a ti mismo, permíteme que te plantee unas cuantas preguntas:
¿Sabes cuál es el objetivo de todo lo que haces?
¿Clasificas bien a tus clientes?
¿Compruebas cuando les entrevistas que su perfil es el que buscas?
¿Les haces decir muchas veces que sí a lo largo de la entrevista (no sólo en el momento del cierre)?
¿Aplicas algún método para tratar las objeciones?
¿Resumes los beneficios específicos para cada cliente antes de intentar el cierre?
¿Profundizas en la relación con el cliente después de cerrar la primera venta con él?
¿Solicitas habitualmente referencias a tus clientes para ampliar tu cartera?
¿Te planteas objetivos profesionales ambiciosos al margen de los que te asigna tu empresa?
Como ves todas ellas son cuestiones muy sencillas a las que deberás haber respondido con un “sí” rotundo.
Espero que tus respuestas hayan sido en todos los casos afirmativas.
Si alguna no lo hubiese sido, ya sabes cuál es tu área inmediata de mejora.