Me presentaron a una joven que parecía que había sido entrenada durante mil años para llegar a conseguir una sonrisa tan contagiosa.
¿Por qué quieres ser Vendedora?, le pregunté.
¿Te extraña?, me contestó a su vez.
Eso me bastó para descubrir que tenía madera de Vendedora, para estar seguro de que va a tener éxito en su carrera comercial.
¿Con cruzar dos frases con una persona te basta para saber si alguien tiene el perfil adecuado para tener éxito en la venta?, me puede preguntar cualquier lector.
Sí, me basta, y voy a dar dos razones de por qué con eso es suficiente.
1ª. Hay muchos expertos en la venta que piensan que el cliente decide si va a comprar a un Vendedor en el primer momento de su encuentro con él. Luego lo que hace es, al escuchar al Vendedor, justificarse a sí mismo que la decisión inmediata que tomó de comprarle es la correcta.
Pues bien, ahí lo importante es el lenguaje corporal, y, en esos primeros instantes del encuentro, la sonrisa tiene un valor esencial. Y ya he dicho la impresión que me causó la sonrisa de esa joven Vendedora.
2ª. ¿Habéis apreciado en lo que vale el hecho de que cuando hago una pregunta, ella, en vez de contestarla, me responde con otra pregunta? Es un elemento fundamental en el comportamiento de un Vendedor de éxito. Quien pregunta controla la conversación.
Como todo ello, además, sucedió de forma espontánea, me reitero en el juicio emitido: la joven Vendedora tiene un brillante futuro ante sí. ¿Tendrá que perfeccionarse? Por supuesto. Ahora tendrá que trabajar de firme para actuar con disciplina, para organizarse bien, para hacerse cada día más responsable, etc. Pero cuando se tiene madera de Vendedora, lo demás se puede ir adquiriendo poco a poco.
¡Mucho ánimo, Mónica!
Ángel Moraleda