Siempre me decía lo mismo cuando me rechazaba:
1º. "Seleccionamos gente bien preparada que ya tiene un nivel adecuado de conocimientos."
2º. "Eres demasiado desafiante en tus intervenciones y no quiero que trates así a mis Vendedores."
Como nunca me ha importado que me rechacen, mantuve la relación con él a lo largo del tiempo, aunque nunca fue mi cliente.
Hasta que llegó el día.
Y el día llegó por lo que llega siempre: porque de pronto nos damos cuenta de que no vendemos lo suficiente, o de que, por la razón que sea, vender más es una cuestión de supervivencia.
Cuando le llegó ese día, este director comercial me llamó y me dijo:
"Quiero que enseñes a nuestros Vendedores tus técnicas de venta, porque necesitamos vender más."
Recuerdo que me hizo gracia la expresión que usó: "tus técnicas de venta." "¡Como si fueran mías!", pensé.
El caso es que empecé a trabajar con ese equipo de ventas, que estaba formado por cerca de ciento cincuenta Vendedores.
Inmediatamente me di cuenta de que no vendían más porque no se atrevían a pensar que podían vender más.
¡No se atrevían a pensarlo!
Entonces mi trabajo con estos Vendedores fue el más desafiante que he hecho nunca, y se basó en grabar en su mente esta palabra:
¡¡¡Atrévete!!!
Y ellos se atrevieron.
¿Te atreves tú?