¿Qué diferencia hay entre unas y otras?
Que las buenas están programadas y las malas no lo están.
Algún lector se preguntará si se deben programar interrupciones voluntarias en la jornada de trabajo. Mi respuesta es que sí.
¿Puede programar interrupciones un Vendedor en un día dedicado a realizar entrevistas de ventas? No sólo es posible, sino que es recomendable hacerlo. ¿Puede programar interrupciones un Director de Ventas en su jornada de trabajo? La respuesta vuelve a ser que sí. |
¿Qué beneficios son éstos?
El primero es el de concentrarme exclusivamente en lo que tengo que hacer antes de que llegue la hora de la interrupción prevista. Gracias a eso lo haré mejor.
Por otra parte, no sentiré ninguna ansiedad, porque mientras trabajo en algo concreto no estaré pensando en otras tareas que tengo pendientes, pues, al tenerlas programadas, estaré seguro de que las haré a su debido tiempo.
Además, me sentiré estimulado para hacer muy bien lo que tengo que hacer antes de la interrupción, para poder disfrutar de ésta cuando llegue el momento de hacerla.
Finalmente, durante esas interrupciones voluntarias, también podré atender los imprevistos que siempre se presentan, sin dejar de hacer lo que tenía previsto realizar al comienzo de la jornada.
Es decir, planificando mi jornada laboral, y estableciendo interrupciones en determinados momentos de la misma, conseguiré ser más productivo, más creativo y sufriré menos estrés.
¿No merece la pena hacerlo?
Ángel Moraleda