Pero sólo vas a tener éxito si para digitalizarlos te basas en datos reales, como los que te proporciona un programa de Buyer Personas.
Veámoslo con un ejemplo:
Imaginemos que tienes un empresa que vende cosmética.
Tus clientes son mujeres de edades y condiciones sociales muy diversas.
Cada clienta recibe en su domicilio los productos que compra.
Cuando compra un cosmético se hace un selfie con el teléfono y automáticamente recibe un mensaje con la recomendación sobre cómo aplicarse el producto recibido para realzar su belleza.
También se le indica cuál es el maquillaje específico para ella para cada ocasión: salida nocturna, trabajo, casual, etc
Pero sólo debes hacer eso si antes has averiguado con un programa de Buyer Personas que la ayuda para maquillarse adecuadamente en cada ocasión es una necesidad real de tus clientes.
No puedes invertir en digitalizar lo que tus clientes no valoran.
Puede suceder que tras diseñar una oferta así, descubras que, a pesar de la sabiduría de tus hombres de marketing y de la buena intención de cuantos participan en la elaboración de esta oferta, a tus clientes eso en realidad no les importa.
Necesitas un programa de Buyer Personas para saberlo.
Tal vez prefieren jugar ellas con su rostro y hacer pruebas para decidir por su cuenta cuál es el maquillaje que más atractivo les resulta.
Es posible que les guste presumir de que no necesitan tus consejos.
Necesitas un programa de Buyer Personas para saberlo.
O pueden pensar que lo que las da seguridad en sí mismas es recibir la foto de una mujer famosa, con rasgos físicos parecidos a los suyos, que se aplica el maquillaje que tú la estás sugiriendo.
Necesitas un programa de Buyer Personas para saberlo.
También puede ocurrir que deseen maquillarse ellas por su cuenta, pero después quieran que una autoridad en maquillaje, una persona experta, ratifique su idea y queden tranquilas tras recibir la aprobación del experto o la experta.
Necesitas un programa de Buyer Personas para saberlo.
Sin embargo, puede suceder que nuestra idea original les gustara.
Habrían quedado entusiasmadas con nosotros por el valor que hemos dado a nuestra relación.
Entonces estarán dispuestas a escuchar con la mayor atención nuestras nuevas sugerencias.
Podríamos entonces proponer a nuestras clientes una oferta de joyas con un esquema similar.
Multiplicaríamos nuestra facturación.
Y lo mismo podremos hacer con más productos, con lo que nuestra facturación iría creciendo en función de lo que el programa de Buyer Personas nos vaya revelando.
De este modo, ya no seríamos para nuestras clientas vendedores de cosmética o de joyería, sino sus expertos en belleza.
Sus consejeros en cuestiones tan personales como su necesidad de atraer, de llamar la atención, de reforzar su autoestima, porque las hacemos estar orgullosas de sí mismas.
El programa Buyer Personas y la digitalización nos han hecho pasar de ofrecer servicios a proporcionar experiencias.
Nuestra relación con nuestras clientes ha dejado de ser contractual y ha pasado a ser una alianza.
Hablamos cuando quieras.
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Programa BUYER PERSONAS
¡Por una digitalización bien hecha!